4 de marzo de 2006

...de la impotencia...

Mi hermano me habla de autoconocimiento, de fuerza de voluntad, para andar decentemente por el camino del que nunca seremos dueños. Mi hermano me habla y yo lo veo actuar, y quiero tanto a mi hermano que puede, que se deshace y logra explotar y recomenzarse de cero...

Veo a mi hermano, y quisiera ser como él. Veo a mis enemigos, y ansiaría ser como ellos. Me veo a mí y no veo a nada o a nadie; veo un molde que se llena de lo que puede, de lo que venga de fuera, sea lo que sea. Veo el molde, y no me gusta lo que veo. ni lo que el molde pudiera sentir, si la cosa fuera posible.

Una vez más. Hoy salí con ella, y fue como cada vez que salgo con cualquiera. (...o que nao tem concerto, nem nunca terai...). Y ahi sigue, esa pena, "siempre a su dueño fiel, pero importuna", que busca quebrarme tan despacio que no sabe que lo hace al momento de aparecer. Llega de repente, y la veo llegar e instalarse tan comodamente a mi lado. Y antecede a cualquier organización mental, e incluso se resiste a ella en una batalla que ya sabe ganada, la angustia cuaja y me deja en pelotas, sabiendo que...

En fin, sigo aquí, y no hay manera de evitarlo. Inclusive pudiendo hacerlo, hay un dejo de querer seguir en esto. Aún no se por o para que, pero creo en que algo me tendrá que dar una respuesta. Lo que no se es cuando, y ya la ocupo.

Y lo más curioso es que, cuando tenga la respuesta, tal vez ya no la ocupe...

3 comentarios:

hippie dijo...

Los hermanos tienen una manera tan perfecta de hacernos sentir culpables por la imperfección.
Pero a fin de cuentas nadie es un un producto terminado...
Todos estamos en proceso...
Aunque no sepamos de qué.
"When I die I'm gonna be really smart" Michael Corleone. (The Godfather: Part III)

fernando.calatayud dijo...

carnal, tienes muchos hermanos que quisieran ser como tu

cesarsimon dijo...

o que quisieran estar dentro de ti