11 de febrero de 2006

Dulce Jazz

Volví a encontrar a los maestros. Afortunadamente mis sentidos trajeron mi vagancia de éste sábado hacia acá, y algo me decía que podría regresar a los rituales que envuelve este grupo de magos. Y afortunadamente así fue.

Estoy sentado en Keshava, esperando a que los gurús personales retornen. Hoy fue un sábado de decisiones harto importantes, a pesar de no haber hecho casi nada. Pero me siento bien y descansado, maravilla que no ocurría desde tiempos inmemorables.

Y de aquí no se ve nada más que futuro, muy incierto aún, pero a fin de cuentas un futuro. Retomarme, volverme orgánico y dejarme fluir. Pongo punto final a cuatro años de auténtica decadencia, pero de muchísimo aprendizaje. Lo único que espero es que lo que pude aprender se pueda poner en acción (poner en acción, que drástica expresión...), y que mis tristezas y enormes caídas me ayuden a levantarme ahora que lo necesito.

Dejo el fondo del pozo, y me aproximo temeroso a mí, con la intención de hacerme pedazos con total consciencia de lo que puede ocurrir, y así, que el miedo, el pinche miedo que me atrapó a tantas cosas se vaya conmigo también...

Aquí, dentro del ciclo de todo lo que puede ocurrir, destruyo a mi circunstancia y me revelo ante ella, (sólo los peces muertos van con la corriente - CHAINED TO MYSELF), con la esperanza de abrigar una esperanza...

A fin de cuentas, ahora sé que sólo me tengo a mí...